Guillermo Lasso, presidente de Ecuador, y Alejandro Domínguez, presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), firmaron el acuerdo para que la sede de la final de Copa Libertadores se defina en la ciudad portuaria de Guayaquil. El próximo martes se dará el pistoletazo de salida para conocer a los finalistas de la competición en unas ‘semis’ que prometen buen fútbol y muchas emociones.
Ante este histórico convenio, el líder del organismo sudamericano anunció: “Tenemos el reto de dar todas las facilidades para que este suceso sea un éxito, es una fiesta de la Conmebol en la que Ecuador será el anfitrión”. En esa línea, para esta final histórica, el ente rector del fútbol de la región destinará entre cuatro y seis millones, en adición al monto ya presupuestado, para adecuar las inmediaciones del estadio para el magno evento, que se espera multitudinario.
Antes el recinto se llamaba Estadio Monumental Isidro Romero Carbo, pero el patrocinio del banco internacional hizo que se cambiara el nombre, modelo publicitario que viene siendo habitual en varios colosos de todo el mundo. Tres clubes brasileños (Palmeiras, Flamengo y Paranaense) junto a un argentino (Vélez) pelearán por la ‘gloria eterna’.
El campo, es propiedad del Barcelona Sporting Club, con una capacidad para 60.000 espectadores, siendo el recinto más grande del país norteño. El partido que dará a conocer al campeón sudamericano volverá a ser a partido único, modalidad que empezó a ser implantada en la final de Madrid en 2018; Lima en 2019 y Montevideo en 2021.
Redacción: Bruno Salas L.