Las melodías interpretadas con bombo, tarola, arca e ira, y siku de siete y seis tubos respectivamente, volvieron a sonar ayer luego de dos años. El concurso regional de conjuntos de sikuris “Virgen de Cancharani”, se suspendió por dos años a raíz de la pandemia de la Covid -19.
Este evento se llevó a cabo en la explanada del cerro Cancharani. El lugar es simbólico, ya que este cerro, en la cosmovisión andina, es considerado un Apu, por ser el más alto en la ciudad de Puno. Cada año se opta por este lugar porque la tradición sugiere que cuando se cante y se toque instrumentos andinos más cerca al cielo, los antepasados también gozarán de las melodías y cánticos que hacen alusión a la vida del hombre y sus desengaños.
En escena se presentaron 27 conjuntos y otros dos en calidad de exhibición. Su importancia recae en que los concursantes representaban a distintas provincias de la región Puno. Cada agrupación estuvo ocho minutos en el escenario, en donde realizaron su coreografía y presentación oficial. Se evaluó calidad, sincronización musical y vestimenta de sus integrantes.

A diferencia de años anteriores, la presentación, que se llevó a cabo en la víspera, no fue clasificatoria para la festividad de la Candelaria, que cobra vida cada febrero en honor a la Virgen de la Candelaria, patrona de Puno. Desde 2014 fue declarada patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
En la categoría varios bombos alcanzaron el primer lugar el conjunto de Sikuris internacional Huarihuma Rosaspata-Huancané (73.33 puntos). El segundo lugar fue otorgado al conjunto de danzas autóctonas “Wiñay Qhantati Ururi” del distrito de Conima-Moho (71.50). Mientras tanto en la categoría de un solo bombo el primer lo ocupó la agrupación zampoñistas del altiplano del barrio Huajsapata (75.93) y el segundo lugar se lo llevó el conjunto de arte y folklore Juventud Obrera (72.67).
Redacción: Christian Nima C.